08 octubre 2005
Los reflejos de la naturaleza
El camino que lleva a Boyacá está lleno de instantes inolvidables. Allí, donde el cielo se une con el horizonte y el azul enmarca el paisaje entre el agua verdoso, los visitantes veloces que van a un lado de la carretera se toman unos momentos para presenciar el regalo del ambiente.
Es el final del día que puede ser el comienzo de una jornada especial para la vida de los que tienen el privilegio de estar en ese momento preciso. Un momento que los transporta a lugares inimaginables, que los lleva por las rutas que marcan las nubes con sus figuras, que quizás, sean la puerta de entrada a otra realidad.
Una realidad que solo hasta el final de nuestros días se podrá visitar. Esto, según la concepción se que tenga del creador, pues así, cambian los puntos de vista y hasta los pecados. Con este alto en el camino, vale la pena darle una pausa a la vida y contemplar las maravillas que pasan por el lado y que no son difíciles de ver, solo basta con tener la disposición. Camino a Chiquinquira (Boyaca), el pescuezo de gallina (Villa de Leyva), la cuajada fresca (Villa de Leyva), paisaje de Chiquinquira (Boyaca), homenaje al campesino, Ubate (Cundinamarca).
* Textos sin acentos para facilitar la lectura.
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