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11 mayo 2006

Los reflejos del alma

Lo bueno de las siluetas es que de alguna manera no muestran el fondo de las cosas. Son simplemente una fachada que no dejan ver el corazón, que no revelan los verdaderos sentimientos ni las actitudes de las personas. Se pueden convertir en una imagen de otra realidad que se esconde en algún lugar y que solo su propietaria -en mi caso- utiliza para justificar una verdad que, quizá, solo ella considera cierta y válida para tomar una decisión radical.

Una verdad que no ayuda a ser fiel a una promesa divina, a un compromiso eterno que una vez se juró cumplir, aunque suene “de cajón”, hasta la muerte. Una verdad que pone en juego todos los principios, que hace dudar verdaderamente si esa es la voluntad del Creador o simplemente un capricho.

En el fondo de mi silueta, aún me duele el corazón, aún siento esa amargura tan grande que me carcome el alma, esa incertidumbre de saber que los sueños que pensé realizar al lado de la que consideré la mujer de mi vida ya no se van a hacer realidad, por causa de su partida, su partida que para mi no tiene explicación.

Saber que en un momento se desaparecieron todas las ilusiones de construir una vida, de forjar un futuro, de luchar por sobrevivir, simplemente por el hecho de ser feliz.

Esa es mi silueta hoy, esa es mi vida hoy… espero que, con la ayuda Divina, más adelante las cosas reflejen otra cara de mi alma.