Detrás de estos muros se esconde una tradición que anda sobre ruedas en un país en el que los medios de transporte emblemáticos no son prioridad. Esta es la estación de Esta construcción, declarada patrimonio nacional de Colombia, no ha tenido un buen futuro por estos días. Sus pasillos, sus fachadas, sus escalones, sus columnas y acabados están expuestos al devenir de los transeúntes que la admiran apurados por llegar a una cita de amor o quizá, de negocios.
Expuesta también, si es válido el término, a los mal llamados “desechables” quienes son los principales habitantes de la zona y que por su aprecio o realidad de la vida no saben el valor histórico que tiene esta magna edificación. Simplemente, buscan entre los caminantes o los ejecutivos que, a la fuerza, les tocó trabajar en el sector unas cuantas monedas para comprar el alimento del día o un poco de vicio que los lleve a una realidad paralela.
La estación de



