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30 julio 2007

Cartagena: magia histórica


Lo mejor de la ciudad amurallada no es solo su historia, no lo son sus calles empedradas ni tampoco la majestuosidad de sus atardeceres. Mucho menos el reflejo del sol en el mar o en los rostros de los cartageneros. Tampoco la calle de los dulces o Plaza de Santo Domingo. Lo mejor de Cartagena, definitivamente, es su magia.Una magia que transporta a cualquier ser humano a un mundo diferente, que envuelve al visitante en un ambiente caribeño y lo lleva a relajar el alma.

Cartagena es uno de esos lugares del mundo que atrapan, que contagian de sentimientos encontrados de guerras y conflictos de los antepasados envueltos en un romanticismo inigualable.


Son sentimientos que pasan por los corazones de los turistas y los llevan de la mano por todos sus caminos hasta que se encuentran con el mar. Ese otro mundo acuático que contrasta con las murallas, los cañones, los grandes bloques de piedra y los pasos de los guerreros que en algún tiempo dieron su vida por la libertad.

Esa libertad hoy es la que lleva a los hijos de esta tierra y sus visitantes espontáneos a desinhibirse en cuerpo y alma para, de alguna forma, buscar una renovación o purificación natural de la existencia.

Es una especie de libertad pasajera, una salida, un escape de este mundo lleno injusticias y de malos tratos para los hombres buenos.

Cartagena representa el “hacer lo que se quiera”, el “vivir la vida” y “vivir el momento” como si fuera el último.

La Heroica es un escape a una realidad llena de sol, tradiciones, arena, cocadas, yates, vida nocturna, mujeres hermosas, comercio, contrabando y sexo. La Heroica es magia.