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05 noviembre 2008

Cartagena sin tiempo

Cartagena sin tiempo obliga la visita solo al sueño que emana de sus murallas. Cartagena sin tiempo significa limitarse a transportarse por el Caribe en un segundo y buscar un deseo en esta tierra mágica. Cartagena sin tiempo significa andar solo por un sendero de sus calles empedradas y dedicarse con prisa a absorber la energía que dejaron los ancestros para recargar la vida.

En el lenguaje actual, Cartagena sin tiempo es vivir con el afán de cumplir con la labor asignada y agilizar el paso para estar al día con las responsabilidades. Es dejar solo unos segundos después de una ardua jornada académica, enmarcada por la creatividad y el aire acondicionado. 

Cartagena sin tiempo significa robarle un espacio a la rutina de los negocios para incrustarse en una realidad momentánea, una realidad mágica que mezcla la brisa del Caribe con el ambiente de una generación marcada por las ansias de libertad.

Aunque es muy triste no poder aprovechar los viajes relámpagos a la Cuidad Amurallada, lo mejor de estas oportunidades es dedicarse de lleno en cada momento para estar en contacto con sus calles, su gente y sus monumentos.

Lo que tiene hoy Cartagena es que es una mezcla entre el rebusque, los negocios, la magia y el turismo. De esos cuatro conceptos, los que más me apasionan son los dos últimos, pues permiten conocer cada rincón de esta hermosa ciudad y conjugarlos con el romanticismo que emana de sus balcones.

El turismo es una novedosa forma de ver las cosas, el que yo practico es el descomplicado, el que no tiene agenda ni itinerarios. El que te permite, con mochila al hombro y cámara, recorrer palmo a palmo las murallas y salir a caminar en una noche cartagenera lugares inhóspitos y ocultos.

Esta forma de viajar brinda la posibilidad de sentarse en una plaza de Cartagena a ver la ciudad pasar y pasar, como lo dice Piero. A ver desde un costado escenas maravillosas que se repiten en cualquier ciudad de América Latina. Escenas como la de las ventas de  artesanías, en las que una mujer de contextura delgada, trajinada por los años y en el que su rostro se denotan las huellas que deja el sol cuando le golpean ofrece a un buen precio su trabajo.

Otras escenas como la de los enamorados que sentados en una banca de la plaza se besan y se abrazan jurándose se amor eterno. O las de un grupo de jóvenes que sentados en cualquier parte y que al son de un vallenato y unas cuantas cervezas cuentan historias y programan sus vidas para que les alcancen para vivirlas en una sola noche en Cartagena.

Pero quizá el más reconocido es estos momentos es el del rebusque, en el que se ubican los vendedores de comida rápida, que para mi caso cartagenero son los que ofrecen perros calientes y comida tradicional de la costa, diagonal a la Plaza de Santo Domingo. Estos son alimentos que por unos pocos pesos deleitan a los transeúntes y principalmente a los extranjeros, que se pasan por estas tierras para conocer lo más diverso y autóctono de su cultura.

El final pero quizá el más reconocido momento del recorrido son las construcciones legendarias que siempre están detrás de cada uno de estos espacios. Estos monumentos levantados no solo con arena y agua, sino con el sudor y el sacrificio de los esclavos son testigos del paso de la vida de cada uno de estos personajes, sin importar que sean grandes, chicos, mulatos y turistas que recorren el mundo.

Esta es Cartagena sin tiempo, espero que la próxima vez sí tenga tiempo. 


25 agosto 2008

La escaleras de la inmortalidad natural

Estos son los peldaños que se deben subir para entrar en el paisaje húmedo y exótico del parque natural de Chicaque, una belleza incrustada en el sur del departamento de Cundinamarca. Es un recorrido obligado y que no se puede olvidar.

Las llamas de Chicaque


Otras hermosas modelos que también posaron y dejaron que me les llevara un instante de su vida. La imagen fue captada en el Parque Quicaque, en Cundinamarca.

El papagallo de Chicaque


Como un regalo de la naturaleza, este hermoso ejemplar sirvió de modelo para esta bella imagen, tomada en el Parque Chicaque, en Cundinamarca.

22 julio 2008

Los Kogi y el camino a Ciudad Perdida (Fotogalerias)

Estas son unas imágenes inéditas de los indígenas Kogi que habitan en la Sierra Nevada de Santa Marta. Esta tribu se considera como la guardiana de este territorio sagrado. El privilegio es de muy pocos turistas, en especial los extranjeros, que se atreven subir por el camino a Ciudad Perdida.

20 julio 2008

Independencia de Colombia, un grito de libertad (video)


Con gritos, cantos, porras y grandes pasos, Colombia pidió la libertad de todos los secuestrados. Este es un recuento de lo que pasó en la ruta que finalizó en el parque Simón Bolivar de Bogotá.

18 julio 2008

Podcast del Azzimut


26 junio 2008

Así se vivió la tragedia de Armero (Video)

Este es el relato de la noche del 13 de noviembre de 1985 cuando el Nevado del Ruíz hizo erupción y sepultó a 25.000 habitantes de la población de Armero (Tolima).
Es la historia contada a través de uno de los guías turísticos del campo santo, lugar donde ocurrió la tragedia.

25 junio 2008

Un vuelo de 30 segundos (video)

Este fue el momento en el que bajé por una polea de 100 metros y al estilo "Pirry" registré toda la hazaña.

09 junio 2008

La ultima noche, la puerta del sol y Machu Picchu para siempre


Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Final)

El haber logrado llegar a todos los campamentos del Camino Inca es una valiosa hazaña para cualquier turista. Pero uno de los momentos más inolvidables es la ultima cena, que así como lo hizo Jesús con sus 12 apóstoles, nuestro equipo también tuvo ese espacio de reflexión y compañía final.

Wyñay Wayna fue el lugar donde acampamos una noche antes de llegar al Machu. Esta construcción tiene todas las comodidades, a diferencia de los lugares donde habíamos dormido los días anteriores. El complejo cuenta con baños, bar y un lugar de esparcimiento donde se puede compartir experiencias con otros caminantes, acompañados de una cerveza Cuzqueña o de un buen pisco sour.

La cena, a cargo del jefe de cocina y los porteadores, fue algo excepcional. Y hay quienes dicen que en estos lugares recónditos del planeta no hay espacio para un manjar.

El menú incluía arroz chino, espaguetis, postre típico y hasta una caja de vino Casillero del Diablo para el brindis de la noche. En compensación por los buenos servicios por parte del equipo de apoyo hicimos una pequeña colecta y les dimos unos dólares a los porteadores. Gesto que agradecieron y recibieron con mucha nobleza. Como recuerdo de Colombia le obsequié al cocinero mi mejor camiseta alusiva a mi bello país, quien sin dudarlo se la puso inmediatamente. Finalmente, entre todos acabamos el vino y nos fuimos a descansar, pues la partida para Machu Picchu estaba programada para las 5:00 a.m.

Así como sucede en época de Semana Santa en Colombia, que todos los días llueve, esa última noche no fue la excepción. Es como si la montaña estuviera presintiendo la llegada de más turistas por sus faldas. Tuvimos que levantarnos en medio de un torrencial aguacero, tomar el desayuno húmedo y partir.

Todo el camino estuvo pasado por agua, hasta cerca de las 9:00 a.m., hora en la que llegamos a la Puerta del Sol, el lugar que le avisa a los caminantes que ya están en la cuidad sagrada de los Incas.

Pero como si fuera una premonición y como si la montaña hubiera identificado mi gran obsesión por ver el Machu, lo que siempre se ha considerado como la primera vista de estas ruinas, para nosotros no fue posible, pues esta antesala estaba completamente nublada, a pesar de los casi 30 minutos que estuvimos esperando a que se despejara. Tuvimos que reanudar la caminata y dejar la emoción para cuando estuviéramos frente a frente con las ruinas.

Seguimos caminando con la desilusión en el rostro. Pero, sin pensarlo y de un momento a otro, Machu Picchu apareció frente a nosotros. Ese momento es inigualable. Es como si un poder sublime de la naturaleza invadiera cada gota de sangre del cuerpo. Lo primero que vino a mi mente fui un sentimiento de agradecimiento al Creador por permitirme estar en ese lugar. Mi espíritu recobró la energía que había perdido en los años anteriores. Ahora sí me sentí renovado por la Pacha Mama.

Todo valió la pena, valió la pena el sacrificio de alejarme de mis seres queridos, el cohibirme de algunas comodidades, las largas jornadas de camino, el frío, la lluvia, las pequeñas rumbas en la montaña, todo.

Ahora sí entiendo el poder que sintió Ernesto el “Che” Guevara cuando estuvo en este mismo lugar y que relata en sus “Notas de viaje”. En el que se dio cuenta de la fuerza de un pueblo para levantar una ciudad como Machu Picchu, y el trabajo que llevó construirla en medio de las montañas. Pero como una ironía identificada por el Che, no sabía porqué un pueblo no tenía fuerza para salir adelante y buscar la igualdad de sus habitantes. ¿Machu Picchu será el motivo que ha estado guardado por muchos años para que los pueblos latinoamericanos busquen el progreso? ¿Será que el descubrimiento de esta cima vieja, como se conoce históricamente, por parte del estadounidense Hiram Binghamen en 1911 fue el primer paso para ejemplarizar la fuerza de un pueblo? ¿Quizá el nombramiento de Machu Picchu como nueva maravilla del mundo, el pasado 7 de julio de 2007, es un llamado latinoamericano para salir en busca del progreso?

Todas estas incógnitas aparecen en segundos, cuando se está frente a estas majestuosas ruinas. Incógnitas como la de que la montaña solo me dejó traer en mi cámara una sola imagen del Machu. Incógnita como la de no poder subir por problemas climáticos al Wayna Picchu o la "montaña joven", en quechua, ubicada justo frente a Machu Picchu ¿Incógnitas o descuidos?

Lo cierto es que así como Machu Picchu llego a mi vida sin pensarlo, nunca saldrá de mi mente. Esta ciudad vieja de los incas, la experiencia del recorrido por el camino de piedra de 39 km., junto con las aventuras con mis compañeros de viaje hicieron que mi cuerpo y mi alma hayan sido renovadas por la Pacha Mama.

Machu Picchu, siempre estarás en mi espíritu.

Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Final)


El sabor latino de Colombia en las alturas del Perú


Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº10)

Los colombianos siempre se han caracterizado por su alegría, y más cuando en recientes estudios se certificó que son las personas más felices de América Latina.

Para ratificar esto, con la ayuda de un pequeño reproductor de mp3, fui el protagonista, en las alturas de las montañas del Valle Sagrado que conducen a Machu Picchu, de una pequeña fiesta al son de Carlos Vives, Aterciopelados y Shakira, cada vez que llegábamos a la meta.

Los cómplices de la rumba improvisada eran Sebastián (Argentina), Bernardo (Brasil), Maria C (Argentina) y Cecilia (Argentina), quienes gracias a la internacionalización de los artistas colombianos me siguieron los pasos y corearon las canciones para darle un poco de melodía a las llegadas a la cima.

Lo extraño de esta historia fue la cara de asombro de los demás caminantes que observaban con sorpresa que un grupo de amigos, sin importar el cansancio y la altura, sacaban un momento para celebrar la pequeña victoria.

Definitivamente, “La gota fría” fue la canción más cantada, baliada y aplaudida. ¡¡¡Buena esa Carlitos!!!


Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº9)

06 junio 2008

A lo que vinimos, a caminar

Antes de salir, el Instituto Nacional de Cultura del Perú tiene el primer puesto de control denominado Piscacucho. Las autoridades verifican que las agencias lleven todos los papeles en regla, al igual que los turistas. Luego se pasa un puente colgante sobre el río Urubamba y se inicia oficialmente la caminata.

Después de una hora de camino aparecen las ruinas de Miskay, ese sería el panorama de ahí en adelante. Complejos arqueológicos, naturaleza, cumbres empinadas, escalones, escalones y más escalones. Por estas rutas aparecen los porteadores, unos hombres que se ganan el sustento diario cargando los equipos de los turistas que transitan por este camino. Son un ejemplo de constancia y amor al trabajo.

La mayoría de ellos no habla español, se comunican entre ellos en quechua, dialecto puro y original del Cuzco, que también predomina en varias regiones de Suramérica, y tienen un jefe que se encarga de impartirles órdenes, todas encaminadas a la satisfacción de los visitantes.

Los porteadores son individuos de tez morena que llevan en su sangre y en su color de piel la descendencia indígena. Para realizar sus labores no utilizan mucha indumentaria, contrario a algunos turistas súper deportistas que para un trayecto como este llevan la más sofisticada vestimenta. Ellos (los porteadores) utilizan sandalias con suela de goma para no deteriorar las piedras del camino, pantalones cortos fabricados con tela de alta resistencia, camisas cortas y suéteres muy delgados.

Sus mochilas o morrales son costales de fique con dos agarraderas para que puedan ser llevados en la espalda. En ellos cargan la estufa para la preparación de los alimentos, la pipeta de gas, los víveres y muy pocas cosas personales. Estos hombres pueden transportar equipaje de unos 25 kilos de peso. Una de las cosas más asombrosas de estos personajes es que siempre van a pasos más acelerados de los normales, pues son los encargados de llegar primero a los sitios destinados para camping. Por eso es muy común escuchar el grito en pleno sendero: “Porter, porter”, señal que avisa que viene un porteador a pasos acelerados y que es obligación dar un paso a un costado para permitir su avance, pues está en juego la dormida y la buena alimentación.

Así como se transita a gran velocidad, así se preparan los alimentos. No es comida para salir del paso, son platos típicos peruanos y de buen sabor. Otro punto de comparación con la infraestructura colombiana, como la de Ciudad Perdida, en Santa Marta, en la que en los dos primeros días la alimentación es aceptable, pero luego escasea la proteína y abunda la harina. ¡¡¡Todo en nombre de la aventura!!!

Contrario a lo que pensábamos con Marten y directamente relacionado con el peso del morral, nuestras provisiones para el camino no eran tan necesarias, pues en todo el trayecto no nos faltó el alimento. Es más, a veces se exageraba con esto. A las cinco de la mañana no levantaban con un café, lástima que no era del de la calidad y el sabor del mejor del mundo: el Café de Colombia. O si el “cliente” así lo prefería, podía optar por un energizante mate de coca (hoja de coca, agua caliente y azúcar).

Al caer la noche y después de una larga jornada de camino siempre nos esperaba una rica cena y una agradable carpa para descansar. Los porteadores se encargaban de tener todo listo para nuestra llegada. Dormíamos de a dos personas por tienda.

Al siguiente día no sabía cual era la mejor satisfacción, si el haber llegado, sin un rasguño, al paso de Warmiwañuzca, ubicado a 4.215 metros sobre el nivel del mar (casi el doble de la de Bogotá), o poder disfrutar en ese mismo lugar la sabrosa leche condensada, que con tanto gusto compré en Cuzco antes de salir. Creo que esto fue lo mejor, porque varios de mis compañeros de viaje se vieron obligados a saborear este manjar.

Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº9)


05 junio 2008

La ruta del inca, inicio del sueño

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Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº8)

La preparación para el Camino Inca comenzó con las recomendaciones de las ecuatorianas, quienes nos regalaron unas barras de cereal, agua y repelente, elementos que al final no necesitamos. Como fue tanta la expectativa y la precaución que se sembró en nosotros con este viaje, Marten y yo fuimos de shopping para estar bien equipados en el camino.

La lista de compras incluía agua, Gatorade, dulces, dulces de coca, maní y la infaltable leche condensada. El total: más de 60 soles cada uno. Esa compra la tomé como si fuera la que en ese mismo tiempo hago con mi Madre para la cena de fin de año, pues ese era el último día del 2006.

Luego vino la preparación del morral, debido a que era necesario dejar algunas cosas en el hostal. Con todo el equipo de viaje listo, la siguiente actividad era disfrutar a plenitud el Año Nuevo en Cuzco. Y así fue, con el grupo de amigos de todo el mundo fuimos a cenar a uno de los mejores restaurantes. Lomo saltado fue mi elección para esa noche y el brindis se hizo con un coctail de pizco sour, que anunciaba el inicio de la jornada para despedir el año.

Después de la cena, nos unimos a los planes de todos los extranjeros, recibir el año nuevo en la plaza de armas. Nos equipamos con dos botellas de cerveza Cuzqueña de litro cada uno y un par de gafas fluorescentes del 2007. Así esperamos el conteo final. Estuvimos casi hasta el amanecer. Yo llegué a las 4:00 a.m. al hostal Resbalosa y en esa ocasión sí sentí el verdadero esfuerzo de subir todos esos escalones. Marten no llegó.

Desafortunadamente, como mi objetivo del viaje era llegar hasta Machu Picchu, tuve que adelantarme a una decisión radical, si mi compañero de viaje no llegaba tendría que salir solo. El mensaje era claro, no iba a perder la inversión, ni tampoco frenar mis intensiones, después de hacer todos estos esfuerzos para llegar hasta esta tierra sagrada.

Al filo de las 6:00 a.m., cuando me preparaba para salir a mi encuentro con el destino, Marten llegó, y no en un muy estado. En Colombia este síntoma se llama guayabo. En eso recordé los momentos en los que también fui protagonista de esas escenas tan bochornosas. Ahora tenía que hacer la función de adulto, pues mi amigo holandés a sus 23 años tenía otras expectativas y yo, a los 32 contaba con una visión muy diferente.

A los pocos minutos llegó nuestro transporte. Era un bus internacional, ya que llevaba a bordo pasajeros de varias partes del mundo: argentinos, ingleses, americanos, brasileros, peruanos, holandeses y, claro, colombianos.

Como era de esperarse, Marten sufrió el efecto de la resaca y tuvo que encontrarse mucho antes con la Madre Tierra. Llegó hasta el punto de ser un poco flexible con sus principios, en su país natal estudia medicina y, por su puesto, no se atreve a tomar medicamentos si fórmula. Le aconsejé que tomara un Alka Seltzer o su similar en esas tierras. Al comienzo se negaba a acceder a esta petición, pero después de varias “maluqueras” se decidió. En eso tuve que recorrer varias cuadras de Ollantaytambo, la provincia donde nos encontrábamos, para conseguir las benditas sales.

Al cabo de un tiempo, y después de la “bomba”, recuperamos a Marten e hizo la firme promesa de actuar con responsabilidad ante ciertos compromisos. Todo esto porque el malestar que sufrió casi lo obliga a abandonar el tour. Es aquí donde aparece Rony Camasa, el guía turístico y encargado de llevar al grupo a cumplir los sueños del encuentro con el Machu. La pregunta fue directa y en inglés: “Se siente capaz de continuar, pues no me voy a arriesgar a llevarlo en ese estado”. La respuesta también fue contundente: “Yes, no problem. Sorry”.

Después de unas dos horas de viaje llegamos al km. 82, lugar donde inicia la caminata y que se encuentra a 2.600 metros sobre el nivel del mar. Como estar en Bogota, solo que más cerca de las estrellas.

Eran alrededor de las 10:00 a.m. del primer día de recorrido, en ese momento Rony reunió todo el grupo y, después de las presentaciones de rigor, entregó las indicaciones de la caminata: primer día, 6 km.; segundo, 12 km.; tercero, 11 km., y cuarto, 6 km. Luego, y asombrados del reto que nos esperaba, tuvimos que almorzar a las 11:00 a.m.

El grupo nuestro era pequeño, estaba conformado por 10 turistas, dos guías, seis porteadores y un cocinero. Además, era multidisciplinario, pasaba desde ingenieros, estudiantes de medicina, pescadores, comunicadores, diseñadores, hasta profesores.

Todas las personas de la organización del viaje conocen sus funciones, todo está milimétricamente organizado. La comida, las carpas, las responsabilidades. Así debería ser en Colombia, pues el desarrollo turístico nacional presenta grandes fallas y eso es lo que hace que ese sector pierda grandes oportunidades como destino atractivo internacional.

Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº8)

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04 junio 2008

Camino Inca: el éxito de la negociación al estilo colombiano

Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº7)

El segundo acercamiento a un verdadero valor aproximado de lo que le puede costar a un turista llegar a Machu Picchu por el Camino Inca fue en el hostal K'usillu's Backpackers, en Miraflores. En este sitio, Alex Fuentes, un guía turístico cuzqueño, que estaba en Lima con el fin de lograr su sueño de ir a vivir a Canadá, nos recomendó con una agencia, que después de recorrer casi medio Cuzco nos ofrecieron un precio especial: 400 dólares por persona. Eso era más de la mitad de mi presupuesto del viaje completo.

En ese momento nos invadió un sentimiento de incertidumbre. Personalmente, alcancé a sentir un poco de desilusión, pues la renovación que estaba buscando parecía alejarse. En eso, recordé las palabras de mis amigos que entre frases certeras me decían que recorriera los alrededores de la plaza de armas de Cuzco, pues allí se ofrecían planes muy económicos.

Salimos corriendo como espantados por el valor que nos dijeron y porque el tiempo apremiaba, debido a que tan solo faltaban dos días para que acabara el 2006, y si queríamos llegar al Machu era indispensable contratar cuanto antes el tour.

Después de dar varias vueltas por la plaza y luego de tener algunas cotizaciones encontramos una luz al final del camino. Esos momentos me recordaron mis andanzas por Colombia en busca de un mejor precio por algún producto o servicio. Me transporté a Villeta (Cundinamarca) por ejemplo, cuando en un puente festivo se deben recorrer varios hoteles para lograr una acomodación o algo similar en Santa Marta o en Valledupar. Y en el mejor de los casos, en un centro comercial en Bogotá, que presenta varias opciones y que llevan al cliente a recorrerlo de lado a lado y al final adquiere su producto en el primer lugar que visitó. ¡¡¡Viva la globalización!!!

Ayni Tours S.R.L fue la agencia que contactamos, está ubicada en la Plaza de Armas de Cuzco, Portal Comercio 177 Ofc. 01. Sofía, una mujer de contextura gruesa y que por sus rasgos indígenas reflejaba estar por encima de los 40 años, nos recitó de memoria todos los pormenores del viaje. Sus palabras me recordaron a más de un vendedor ambulante que se sube al transporte urbano de Bogotá y recita su oferta.

La propuesta inicial fue de 220 dólares por persona, a la cual, valiéndome de mis habilidades de "regatero" colombiano, logré bajar hasta 205. Marten, un holandés que no está habituado a pedir rebaja en los precios, mantuvo silencio en toda la negociación, y solo sacó su carné internacional de estudiante, una ficha mágica de color verde, que le significó un descuento del 10%, pero que al final de cuentas le dio lo mismo, pues el alquiler del sleeping sumó cinco dólares más a la cuenta.

El cierre de la negociación fue: 410 dólares por un adulto y un estudiante, más cinco dólares por la bolsa de dormir. Descripción: dos tours al Camino Inca, cuatro días, tres noches, bus al km. 82, entrada a Machu Picchu, guía turístico, carpa, alimentación y transporte de regreso a Cuzco. Salida: 1 de enero de 2007. Hora: 6:30 a.m.¡¡¡Bingo!!! Lo logramos.

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Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº6)



02 junio 2008

Viva ecuador, vivan las ecuatorianas


Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº6)

La casa tenía varios pasillos y a cada lado quedaban las habitaciones. Se podían encontrar cuartos sencillos, con baño privado y dormitorios. Estos últimos se caracterizaban por tener de cuatro camas en adelante. Nosotros tomamos esta opción. Habitación 303.

Cuando llegamos, lo mejor del lugar fue el encuentro con Andrea y Karina, dos hermosas mujeres ecuatorianas que, para nuestra satisfacción, acababan de llegar del Camino Inca. Vale la pena destacar que los colombianos siempre hemos tenido la impresión de que las mujeres de este país hermano no se caracterizan por la hermosura y sencillez que tienen, por ejemplo, las bogotanas, las caleñas y las paisas, entre otras.

Sin embargo, estas ciudadanas del mundo poseían una belleza natural y latina que se conjugaba con su facilidad de comunicase con los vecinos y, en especial, con Marten, pues su inglés era mucho mejor que el español nativo que hablaban.

El mismo cuarto lo compartimos con una mujer procedente de EE.UU., pero de descendencia japonesa. Con otra natural de EE.UU, con una australiana, con un argentino y con un joven del País Vasco.

Todas estas personas entraban y salían, pues Cuzco es una ciudad que obliga al turista a salir a recorrerla, a buscar planes y todo tipo de actividades que van desde el paseo por centro histórico, la visita a los museos hasta las ferias artesanales.

El boleto turístico es una buena alternativa, pues por solo 70 nuevos soles se pueden conocer 16 sitios estratégicos de Cuzco, en un periodo de 10 días. Junto con Marten recorrimos los siguientes lugares: Centro Qosqo de Arte Nativo Danzas Folkloricas, Saqsaywaman, Chinchero, Pisac y Ollantaytambo. Estos cuatro últimos son ruinas incas, que algunas quedan retiradas del centro administrativo y es necesario tomar un trasporte interprovincial.

Los destinos que no alcanzamos a recorrer, que en un próximo viaje serán lugares obligados, fueron: Museo de Arte y Monasterio de Santa Catalina, Museo Municipal de Arte Contemporáneo, Museo Histórico Regional, Museo del Sitio de Qoricancha, Museo de Arte Popular, Monumento Pachacuteq, Q’enqo, Pukapukara, Tambomachay, Tipón y Pikillacta.


La estadía en el hostal pronosticaba unos momentos únicos y agradables. Nuestras nuevas amigas ecuatorianas se convirtieron en las guías para optar por la mejor alternativa del Camino Inca. Después de la conversación de rigor que incluyó la presentación, el objetivo del viaje y la descripción de lo bella que es Colombia, por supuesto, salimos a concretar el fin principal de nuestra presencia en Perú: el Camino Inca.

Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº6)


29 mayo 2008

Cuzco, el destino a 22 horas

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Después de haber recorrido algunos lugares de Lima, el siguiente destino era Cuzco, el que fue, en su época, el centro administrativo del Valle Sagrado de los Incas. Aquí ya nos acercábamos más nuestro objetivo principal.

La recomendación del propietario del hostal fue la de viajar en “Cruz del Sur”, una línea de buses muy segura y adecuada para lo que nosotros queríamos. El boleto de viaje 0827268, que costó 135 nuevos soles, fue el pase de salida para buscar la ciudad mágica.

El trayecto duró 22 horas, en las que bordeamos la costa limeña, pasamos por varias poblaciones, vimos el atardecer y el amanecer. Pero lo más emocionante fue la entrada a Cuzco, llegamos por la parte alta de la montaña, alrededor de las 11:00 de la mañana del 29 de diciembre del 2006.

Desde la montaña se podía divisar la majestuosidad de esta ciudad ocre, de tejados de barro y cielo gris. Su olor húmedo y su clima cálido invitaban a recorrer sus calles. No podía esperar por mucho tiempo para salir y empezar a conocer este mágico sitio.

Descendimos del bus que nos dejó en la terminal, recogimos nuestros morrales, respiramos profundo y arrancamos. El destino inicial era el hostal Resbalosa, un lugar que habíamos seleccionado al azar en las múltiples alternativas que proporcionaba el Lonely Planet, nuestra guía certera y segura de viaje.

Abrimos el libro, revisamos el mapa y sin necesidad de preguntar a los transeúntes encontramos nuestra ubicación y definimos el camino. Resbalosa era el nombre de la calle que conducía a una parte de la montaña del Cuzco. Era un hermoso camino de piedra, con muchos escalones, nunca me detuve a contarlos, pero llegar hasta allí desde la plaza central tomaba cerca de 15 minutos, pues la casa estaba ubicada al final del empinado sendero.


La vivienda era de estilo colonial, como todas las construcciones de esta ciudad. Su puerta era de madera rústica. Golpeamos, estábamos con la incertidumbre de saber si podíamos conseguir una habitación, pues como era temporada corríamos el riesgo de no encontrar alojamiento. Cuando se abrió la puerta nos dimos cuenta de la inmensidad de sus aposentos. Nos recibió un hombre con un temperamento un poco fuerte, quizá por la cantidad de personas que llegan a diario y a las que tiene que atender, pero con el pasar de los días esa primera impresión cambió.

“Bienvenidos amigos, son siete dólares por noche. Su pasaporte por favor”, esas fueron las palabras que nos dijo este hombre con una entonación particular que se mezclaba con su aspecto indígena, propio de los hijos de esta tierra.



26 mayo 2008

Feliz Navidad y 3, 2, 1: la carrera al aeropuerto

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Ya faltaban pocas horas para la partida. Como lo había organizado, la Nochebuena la pasé con mi reducida, pero grande familia: mi Madre querida y mi Hermano adorado.

Fue un día muy especial, compramos los respectivos regalos y comimos hasta la saciedad. La premisa de esa noche fue la de aprovechar cada minuto para estar con mis seres queridos, quizá los únicos que tengo en esta vida y que a veces, por los avatares de la vida, no me doy cuenta de lo valiosos e importantes que son.


El tiempo pasó y llegó el momento de la partida. Con la bendición de mi Madre se inició la aventura. La llegada al aeropuerto fue una gran carrera. Mi hermano me acompañó y me dejó

con unas lindas palabras: “Cuídese hermanito y no olvide que lo quiero mucho”.

Vinieron los trámites de inmigración, el chequeo y, de un momento a otro, ya estaba en la sala de espera junto con varias personas que tenían el mismo destino.

Entre esos rostros pude ver a un joven que por su apariencia se le notaba que no era Latino. Lo miré detenidamente y pensé que quizá sería otro viajero como yo que iba al Perú en busca de aventuras. Sin dudarlo me acerqué y le dije que para dónde se dirigía, cual fue mi sorpresa cuando me respondió que no hablaba español. Pero entre mis vagos conocimientos de esa lengua pudimos comunicarnos. Desde ahí comenzamos un viaje de más de 10 días juntos, un colombiano y un holandés por tierras peruanas.

El vuelo al aeropuerto internacional de Lima tuvo varias escalas momentáneas: mi acomodación en la silla 21J, la preparación para la jornada de lectura con mis mejores amigos: los libros, compañeros incondicionales que siempre están conmigo, aunque tengan que sufrir las inclemencias de los viajes.

Los mejor de ese vuelo fue Alejandra, una hermosa mujer mexicana de ojos y cabellos negros, piel blanca y curvas perfectas. Fue mi compañera de silla. Uno como hombre siempre intenta buscar compañía femenina en un viaje. En miles de ocasiones en diferentes medios de transporte (bus urbano, bus intermunicipal o Trasmilenio) siempre llamo con mi mente a una hermosa dama, pero lo que llega es el tipo gordo y mal oliente. Pero en este caso, mi suerte fue otra, pues desde que nos sentamos, Alejandra y yo no paramos de “platicar”. Fue la mejor charla de iniciación de mi viaje.

Los minutos pasaron y el destino ya estaba cerca. De un momento otro, el capitán del avión nos dio la bienvenida a Lima. Mi corazón aceleró sus pulsaciones, no por la agitación del aterrizaje, sino por la emoción de saber que eran pocas horas las que me separaban del Machu.

El proceso de recoger mi morral fue sin complicaciones. El paso siguiente era cambiar unos dólares por soles peruanos y luego conseguir un hostal para pasar la noche e iniciar la aventura. Cambié 100 dólares y me dieron 315,50 nuevos soles; por cada dólar me dieron 3.155. Con esta transacción que hice a la 1:04 de la mañana del 25 de diciembre de 2006, me di cuenta que el tipo de cambio me iba a favorecer, pues ganaba más plata cuando realizaba este tipo de operaciones.

Con el dinero en el bolsillo, me dirigí al hostal K’usillu’s Backpackers, en Miraflores, lugar que me recomendaron en la oficina de turismo del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, de Lima. La tarifa fue: ocho dólares la noche por persona, con Internet y desayuno incluido. Mucho mejor que la de Marten Gerdes, mi nuevo compañero de viaje, procedente Holanda, quien había hecho una reserva de hostal desde su país, que le costó 12 dólares.

Al otro día, después de haber recargado baterías, me dispuse a organizar todo lo relacionado con Cuzco, el siguiente destino. Bueno, Marten no pudo esperar a aprovechar la buena oferta, y se “mudó” a mi hostal. Desde ese momento, planeamos la llegada a Machu Picchu, pues mi amigo holandés también había venido desde muy lejos para recorrer los pasos de los incas y llegar a este lugar sagrado.

La estancia en Lima fue muy corta, pues el objetivo no era el de pasar mucho tiempo en esa ciudad tradicional andina. No obstante, conocimos el centro histórico, el mirador y, lo mejor, la calle de las pizzas, en Miraflores, un lugar donde se reúnen la mayoría de los turistas para deleitarse con una buena “Pilsen o una Cuzqueña de litro”, acompañada de de una sabrosa pizza.


La aventura solitaria por el Perú: ¡siempre listo!


Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº3)

Desde los ocho años, cuando por accidente de mi vida, mi adorada Madre me llevó a formar parte de la Asociación Scouts de Colombia, me di cuenta que tenía un espíritu aventurero en formación. Esta cita con los “niños exploradores” me llevó a recorrer los más recónditos rincones colombianos por más de 20 años, en los que caminé, corrí, salté, caí y hasta volé por muchos lugares.

Pero esta vez, la situación era muy diferente, pues debía salir de mi amada Colombia y entrar en un país desconocido, con una meta definida: buscar la renovación de la Pacha Mama.

Faltaban pocos días para que acabara el 2006, para que se acabara mi amargo momento, que mi psicóloga definió como la pérdida de un ser querido. Así fue la cuenta regresiva para la búsqueda de mi nueva vida feliz.

Empezó la preparación, como en los viejos tiempos de campamentos por Colombia, elaboré un reducido presupuesto de viaje, en el que incluí los gastos básicos (transporte, alojamiento y alimentación, entre otros) y la planeación del dinero para las actividades que tenía programadas en mi cabeza. Fueron unos 900 dólares el montó de salida.

Posteriormente, vino la organización de la mochila para el viaje. Tenía claro que iba a hacer un relanzamiento de mi morral con el tricolor nacional, pero lo que no sabía era que iba a ser la sensación entre los caminantes internacionales que conocí rumbo a Machu Picchu.

Apliqué las enseñazas de mis jefes scouts y organicé mi morral con todas las medidas necesarias, todo empacado en bolsas y solo lo necesario, entre ellos, el sleeping, elemento que me significó 10 dólares en ahorros para el Camino Inca. La linterna para iluminar las noches de soledad y la que sería mi fiel compañera en las jornadas nocturnas de lectura.

Camisetas, jeans y todo lo demás que se empaca para un viaje. Como una señal particular o como si fuera un agüero de fin de año, llevaba la “pinta” para el 31 de diciembre: una hermosa camisa hindú blanca, la que usé para la cena de 10 soles que incluía un brindis de pizco sour, junto con mis nuevos amigos del hostal.



Contacto colombo-peruano, primer paso para conocer la cultura andina

El paso siguiente fue contactar a la comunidad peruana en Colombia, gracias a la invitación de un compatriota peruano, quien vive y tiene varios negocios en nuestro país. El resultado: una cita en el sur de Bogotá para asistir a un culto de la iglesia evangélica peruana.

La reunión, a la que se convoca a más de 50 peruanos, tuvo como objetivo bendecir a las personas que iban a viajar a Perú en el fin del 2006, entre ellas me encontraba yo. Luego de estudiar la palabra de Dios en la Biblia, los visitantes a este culto son presentados en comunidad, así me dieron la bienvenida y de verdad, me sentí en familia.

La particularidad de este viaje era que se debía realizar por tierra y duraría cuatro días. Tomábamos un bus hasta Pasto (Nariño, sur occidente colombiano), cruzábamos a pie la frontera con Ecuador hasta Tulcán, luego nos embarcábamos en una flota que nos llevara hasta Lima.

Con los antecedentes que tuve en mi “difícil 2006”, después de que mi amada esposa me dejó, por razones que ella solo entiende, luego de haber vivido tres hermosos años de casados, estaba dispuesto a montarme en ese bus y recorrer palmo a palmo el camino que me conduciría a la tierra inca. Tomo prestadas las palabras del poeta Gonzalo Arango y las adecuo a mi relato: “Me monté en ese insecto de hojalata que me llevaba del infierno a la eternidad”.

Hice todas las averiguaciones y reservas respectivas, pero como una iluminación divina, de un momento a otro llegó a mis manos una promoción de Avianca que no pude despreciar: por 550.000 pesos tenía los dos trayectos. Sin dudarlo, la tomé.

Con esto, ya estaba metido y reconfirmado para subirme en ese avión el 25 de diciembre del 2006, a las 9:00 p.m. Entonces, a preparar el viaje (lo que quería preparar).



19 mayo 2008

Camino Inca, aventura y magia para llegar a Machu Picchu


Machu Picchu
llego a mi vida como llegan las mejores cosas del mundo: sin pensarlo. Fue un momento mágico en el que esos millones de piedras se incrustaron en mi mente y me dieron la fuerza para viajar muchos kilómetros por aire, por tierra y a pie en busca de la renovación de la Pacha Mama.

Mi primer encuentro con esta nueva maravilla del mundo me la dio un “parcero”, un amigo que por cosas de los dioses (por acomodarlo a la temática inca) me reveló las hazañas que vivió para llegar a esta tierra sagrada. Lo vi en una foto que tomó mi amigo después de andar cuatro días por el Camino Inca.

“Voy a tomar esa foto”, fueron mis palabras. ¿Qué hay que hacer? pregunté, sin saber en la gran aventura en la que la respuesta me llevaría. Una aventura que jamás olvidaré.

El siguiente paso, después de haber clavado al “Machu” en mi mente ―así lo bautizamos con mis compañeros de caminata― fue conocerlo, ahora, virtualmente. Las maravillas de la tecnología me permitían llegar hasta el Wayna Picchu, si lo quería. Solo bastaron unos minutos en Google Earth para estar ahí.

Que maravilla, que esplendor, que emoción el poder ver semejante majestuosidad a través de una pantalla de computador. Esos momentos en los que hubo una interacción hombre-máquina me dieron más fuerzas para emprender el viaje, sin importar que otro de mis “parceros” me dijera entre risas: “¿Y para qué va, pues ya lo conoció por Internet?”.

Después de eso, una extraña inquietud andina se apoderó de mi cuerpo. A cada momento me transportaba a esas hermosas tierras. Mi palabras solo eran para sentenciar mis intenciones. Y mi mente ya estaba un 30% en Perú, dentro de mi cotidianidad colombiana.

Lo que vino luego fueron unas previas investigaciones para conocer de viva voz cómo iba a ser el viaje. Con las ventajas que brinda la web llegué a varios hoteles ubicados en Cuzco, a los que llamé desde Bogotá para conocer las tarifas y los planes que ofrecían a los turistas interesados en realizar el Camino Inca.

Las respuestas no fueron muy alentadoras, pero sí las voces de las mujeres que contestaban al otro lado de la línea. “Claro, con mucho gusto te atendemos, tenemos planes desde 400 dólares”. Hice varias llamadas a diferentes hostales para conocer otras ofertas, pero la situación era la misma.

Con este panorama, me arriesgué a solicitar una serie de cotizaciones, para ver si alguna se ajustaba a mi presupuesto. Después de cruzar una serie de e-mails me di cuenta que no cambiaban en nada. No obstante, es mi deber aplaudir la organización de todas las agencias de viajes de Cuzco, pues con las que hice contacto siempre tuve una comunicación directa e inmediata. ¡¡¡Ojalá que así fuera en Colombia!!!

El resultado de estas investigaciones fue el de tomar la decisión de no contratar ningún servicio desde Colombia, sino hacerlo directamente en mi lugar de destino. Esta fue una de las mejores acciones de mi viaje a Perú.

* Serie de entregas de esta ruta tradicional de Cuzco en el Perú (Especial Nº1)



14 mayo 2008

Muestras de Periodismo Digital - UTadeo



Estos son algunos trabajos de los estudiantes de la Especialización de Periodismo Digital de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá.

27 abril 2008

El camino a Ciudad Perdida

Esta es la radiografía de la ruta a la ciudad sagrada de los Tairona. Conozca cómo se llega y vea algunos testimonios de turistas extranjeros.

26 abril 2008

Ciudad Perdida: entrevista con el guía turístico

Wilmer Piedrahía destaca la importancia de esta ruinas indigenas para Colombia y el mundo.

http://www.alejandroguzman.net/

16 abril 2008

Pasos de un gigante

Guardianes de la noche


Guardianes de la noche
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06 febrero 2008

El palero del tren (Video/Entrevista)



www.alejandroguzman.net

Los pasillos del hotel El Prado en Barranquilla

La magia del Caribe.
www.alejandroguzman.net

Ciudad Perdida


Ciudad Perdida
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Esta es la joya de los indigenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
www.alejandroguzman.net

Ciudad Perdida


Ciudad Perdida
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Esta es la joya de los indigenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
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Febrero 4: Marcha Contra las Farc. Bogotá.

MARCHA CONTRA LAS FARC EN COLOMBIA

MARCHA CONTRA LAS FARC EN COLOMBIA

04 febrero 2008

Marchas contra las Farc

Se calcula que un millón de bogotanos marcharon por las principales avenidas y abarrotaron la plaza de Bolívar, en el centro de la ciudad. La imagen se repitió en todo el país.
Tomado de ElTiempo.com

16 enero 2008

GRAN MOVILIZACIÓN MUNDIAL EN CONTRA DE LAS FARC


Llegó el momento de dejar nuestra indiferencia a un lado.

Colombianos, Colombianas, y amigos de Colombia en el mundo:

El próximo 4 de Febrero salgamos a las calles y unámonos en una GRAN MARCHA MUNDIAL EN CONTRA DE LAS FARC.

Somos muchos más colombianos y colombianas, y amigos de Colombia en todo el mundo quienes construimos patria. El próximo 4 de Febrero a las 12 del mediodía hagamos que escuchen nuestro dolor y el repudio que nos causa la violencia de las FARC, y su actuar terrorista contra Colombia y el mundo.

- Mostremos nuestra rabia y nuestro dolor.
- Expresemos que no queremos más el uso de las armas como una expresión de lucha por el poder.
- Que nos tomen en cuenta.
- Que somos más los buenos que no somos noticia, y que sea esa la imagen que se vea en los medios de comunicación y que se abran los micrófonos y las páginas de los periódicos y se volteen las cámaras a mirar la cara de cada una y cada uno de los colombianos que si quiere vivir una Colombia en paz y que quiere una Colombia en paz para las próximas generaciones.

NO IMPORTA EL MUNICIPIO, LA CIUDAD o EL PAIS DONDE TE ENCUENTRES...

El próximo 4 de Febrero a las 12 del mediodía sal a la calle y con banderas de Colombia, con flores, con camisetas blancas, banderas blancas, hazte escuchar, ver, sentir y que te tomen en cuenta.

Invita a tu familia, a tus hijas e hijos, a tus amigas y amigos, a tus compañeros de trabajo. Invita a la persona que está a tu lado a hacer un alto en el camino para que las FARC entiendan que NO LOS QUEREMOS.

Somos muchos más colombianos y colombianas quienes no utilizamos la violencia como una herramienta por el poder.

ASISTE E INVITA A TODOS TUS AMIGOS Y CONOCIDOS

CLAMAMOS POR UNA COLOMBIA LIBRE DE LAS FARC