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09 abril 2006

La ventana al cielo


No se sabe a dónde puede llevar esta entrada, pero sí se alcanza a vislumbrar un universo lleno de muchas complicaciones, una realidad que algunos, en ciertos momentos, quisieran olvidar o simplemente, no tener que vivirla. Solo pasarla por encima y dejar que el tiempo surta su efecto, para que en unos años las cosas vuelvan a estar tranquilas.

Al ver la realidad desde este marco alado, habilitado por el hombre, me pasan innumerables pensamientos, muchos momentos que he vivido y que me toca vivirlos. Unos agradables y otros no tanto, como el que estoy pasando. La única salida es aferrarse fuertemente al Creador, para que mientras pasa la tormenta,no acabe con todo. En momentos tristes hay que ser fuertes, sonreír, ver lo bueno de las cosas y seguir viviendo.

En los momentos tristes hay que ser sabios, para no lastimar a los demás. En los momentos tristes hay que ser nobles, para no complicar las cosas. En los momentos tristes pensar bien las cosas, pues siempre se puede buscar una salida y no abandonar el barco. En los momentos tristes hay que ser racional, en los momentos tristes hay que ser justos, en los momentos tristes hay que ser tolerantes, en los momentos tristes hay que tener armadura de plomo y no corazón de piedra, en los momentos tristes hay que escuchar los buenos consejos. En los momentos tristes se entristece el alma, pero se debe alegrar y cuidar el cuerpo.

En los momentos tristes... todo puede pasar.

“Yo no soy Dios para perdonar, pero soy hombre para no olvidar”

Rubén Blades

La vida desde lo alto

Una mirada a la ciudad desde lo alto ayuda a reconfortar el espíritu. Ayuda a ver al detalle los pasos de los hombres, que con los pies en la tierra han forjado su rumbo. Un vistazo desde arriba permite apreciar el sendero de la vida, marcar los contrastes, las diferencias sociales y hasta las injusticias. También, visualiza la evolución arquitectónica, marcada por nuevos elementos que adoran la urbe, pero que a su vez, direccionan el progreso.

Pero más allá de eso, me ayuda darle tranquilidad a mi alma, pues es un regalo poder ver la majestuosidad de las grandes obras y regocijarse de eso. Mucho más, en momentos en los que, por las cosas que da la vida, no estoy completamente feliz. Y creo que este estado del alma lo tienen más personas, como yo, pero que con las miradas desde lo alto, de alguna manera, se puede encontrar una tranquilidad relativa. Pues en la tierra está la realidad.

Una realidad que le toca a todos, que va desde las injustas muertes de unos niños indefensos víctimas de una guerra sin sentido, hasta los conflictos internos del diario vivir de los seres humanos. Problemas que trascienden, quizá un poco antes del cielo, pero que llegan hasta el fondo del corazón y logran su cometido: acabar con los sueños y las esperanzas.

Simplemente hay que aprovechar para ver la vida desde arriba, sin los problemas de la tierra.

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