En la vida hay pequeños personajes que de alguna manera siempre están presentes en todos los momentos. Son amigos que sin importar lo que te suceda te brindan su compañía y con su sola presencia te reconfortan.
Para uno, el saber que cuentas con ese "alguien" se puede convertir en el mejor estado, se puede convertir en el apoyo necesario, justo cuando se requiere o en una emergencia.
Amigo, compañero, parce, llavería, brother, vacan y paradójicamente "amor" son adjetivos que enmarcan a esa persona que siempre está ahí. O en este caso, este pequeño cachorro que llegó a mi vida solo por un momento, en el que estaba feliz, me demostró que un pequeño gesto de aprecio basta para saber que cuento él.
Ahora, unos cuantos meses después me doy cuenta que ese pequeño cachorro ya es todo un "señor" en su raza. Un ejemplar que para matar el tiempo corre detrás de los carros y le ladra a las llantas, sin saber que puede perder la vida en el intento, pero que ese momento, se puede decir, es uno de los más gratificantes, quizá, no se puede comparar como el de llegar a su casa de madera y encontrar la mano de su amo.
Un amo que, como yo, quisiera encontrar una compañera incondicional, para correr por la vida...
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