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28 enero 2019

El piano del Pacífico en Bogotá




Así como lo narra la Mojarra Eléctrica en una de sus canciones, este es el sonido del piano del Pacífico colombiano, la marimba de chonta, como es conocida en el sur del país, es originaria del Congo, en el África, y también es utilizada en países como México y Guatemala.

La marimba, así como los cantos y los bailes de la región del Pacífico sur de Colombia fueron declarados patrimonio cultural inmaterial de la humanidad en 2010, por la Unesco. "La música de marimba y los cantos y bailes tradicionales son expresiones musicales que forman parte integrante del tejido social –familiar y comunitario– de la población descendiente de africanos asentada en la región colombiana del Pacífico Sur", destacó la Unesco en la declaración.

Y puntualiza además: "La música de marimba y los cantos y danzas tradicionales propician los intercambios simbólicos, comprendidos los de alimentos y bebidas".

Por estas razones y por el poder que tienen las notas musicales que salen de este instrumento, es que este personaje que se ubica en el Mercado de las Pulgas en Usaquén, Bogotá, llama la atención de los turistas de la zona, que capturan este momento y lo inmortalizan en sus recuerdos de viajes.

Si pasa por el tradicional mercado de la capital, búsquelo, deléitese con su música y manifieste su apoyo con el aporte a este arte milenario.



27 enero 2019

Un año nuevo con perfectos desconocidos unidos por la brisa y el mar de San Andrés




En la última noche del 2018 llegaron a esta isla miles personas provenientes de muchas partes del mundo y de Colombia, con el único objetivo de cerrar un ciclo o una temporada de sus vidas que como todo estuvo llena de “momentos malos y de cosas buenas”. No importó el idioma, la clase, el color ni nada, lo único era aprovechar los últimos minutos del año y recibir el nuevo con la mejor energía que se pueda tener a orillas del mar en el Caribe colombiano.

El camino peatonal de San Andrés, como se conoce esa zona, brilló esa noche, gracias a las “pintas” de los turistas. Y no era para menos, la ocasión lo ameritaba. El blanco en los hombres era el color predominante; en las mujeres las faldas cortas y blusas coloridas las hacían ver más hermosas, de seguro mucho mejor que en sus tierras de origen. Y la más hermosa era la rubia de oro que me acompañó hasta ese momento.

“Vamos pa’ la playa pa’ curarte el alma”, fueron las palabras que llegaron a ritmo de reggaeton y que en cuestión de segundos hicieron que toda la multitud saltara regocijada, como si su presencia allí fuera el cumplimiento de un sueño. Lo fue para mi.

El lograr este sueño se conectó con la definición de mis metas para el 2019; los sueños que desde ya estoy trabajando para cumplir.